domingo, 3 de febrero de 2013

Meteduras de pata

¡Hola lectores!, tenía pensado desde hace días colgar una entrada un día de éstos y ya entrado Febrero y habiéndome pasado una cosa bastante común y terroríficamente agobiante, he visto una oportunidad perfecta.

Cuando tienes ésa sensación, en cualquier lugar, como que te dejas algo y no sabes qué es y cuando lo recuerdas se te cae el mundo, bajándote la sangre de la cabeza y parece que te vas a desmayar, padeciendo algunos mareos, cuando algo realmente importante, ¿qué narices haces?. Gritas, corres, insultas, sobretodo ésto último, lo pagas con la pared del vecino o la propia, maldices tu suerte y tu existencia y luego quizás la solución sea más rápida y tonta de lo que nuestro grano en montaña se había convertido, no pasa nada, errar es humano..., ¡pero cómo jode!.

Hoy, íbamos mi compi de piso y yo a comprar una pizza para cenar, qué pedazo de alimento sano y natural, ¡viva la grasa! (XD) y cuando ya ponemos el cerrojo y vamos a salir, sale la pregunta:

-¿tienes tus llaves?
-sí
-yo he dejado las mías dentro
-vale, ¿pero tienes la del candado no?
-...¿no la tienes tú?
-cuando te tiré las llaves ayer la saqué junto al otro llavero sin darme cuenta y no lo metí de nuevo.
-¡la madre que te parió!

Rápidamente por mi descuido abrimos la casa y ante el cerrojo de nuestra habitación, intenté sacar las escarpias, utilizamos algún cubierto como palanca, intentamos hacer el agujero más grande, ya nos estábamos poniendo nerviosas y yo procurando mantener la mente fría, ¡nos faltaban los malditos alicates!, a los 20 minutos, conseguí con maña y fuerza, conseguir hacer un espacio en la escarpia y me faltaba nada, dos milímetros para poder sacar el candado pero se me habían agotado las ideas.

Debido al ruido que estábamos ocasionando, el casero (bendito el momento en el que apareció), nos trajo los alicates y él mismo nos solucionó el problema en menos de 5 minutos. 

¡¡Gracias señor casero!!

Éstos momentos son odiosamente reales y más comunes de lo que nos paramos a pensar, pero es peor si para enmendarlo te tienes gastar dinero o irte al quinto pino.

En la primera ocasión que acabo de describir económicamente me pasó, por literalmente, romper una puerta, no os lo imaginéis como si la hubiese roto de un puñetazo o varios o algo así, no no, la cosa fue diferente. Antes de todo éso comenzó con que la puerta de mi habitación (en la casa donde vivía antes) andaba un poco jodida y no debía de cerrarla, sólo se abría por fuera, pues con mi amiga la dije que no había problema y que nos pusiésemos a jugar o a enseñarle algo, no recuerdo muy bien qué iba a hacer después de cometer semejante error, incluso oí una voz en mi cabeza diciendo "deja la puerta de la terraza abierta" y no hice caso.

Al vernos encerradas, abrimos la ventana de mi habitación que daba a la terraza para entrar por la que daba al comedor y ésta claro, estaba cerrada, ambas intentamos abrir con maza, dado que como era cristal pues daba mal rollo y encima el cristal podía caer sobre alguien, no teníamos los móviles a mano, estaban en el comedor, no había nadie en casa y el vecino no estaba y pensamos en gritar a la gente para que avisase a alguien ¡pero no pasaba nadie!. Había que joderse, mi amiga estaba cagándose en todos mis ancestros y con razón y al final me di cuenta que la ventana/puerta que daba al comedor y que tenía doble puertas y era de dos espacios (vamos 4 puertas, dos a la derecha y dos a la izquierda), se podía mover, asi que aparecimos por detrás del sofá y finalmente escapamos de la terraza pero quería dejar la puerta de mi habitación abierta.

Gran error.

No se podía abrir, ni con trucos y sin ellos, no se podía, pues se me ocurrió la genial idea de arreglarlo empujando un poco, porque estaba atascado, eran unas puertas que tenían más de sesenta años como poco, pues estuve empujando varias veces, algunas ya con fuerza hasta que finalmente ése trozo de madera que impedía el abrirlo con normalidad se partió, misión cumplida, sumando una grieta de unos 30 cm en el marco interno de la puerta y un grosor de 2 cm, me pasé un rato.

La bronca que recibí de mi padre fue grandiosa aunque sin ése error, no hubiera cambiado las puertas, en fin, cosas de la vida.

La otra ocasión, la de irse al quinto pino, es más común, te dejas las llaves en casa, la única persona que puede ayudarte está trabajando o en otro sitio y no puede dejar el lugar, tienes que ir tú, una buena putada pero... más cabeza la próxima vez, lo que más jode es cuando te acuerdas en el segundo en el que se cierra la puerta, pero lo bueno de ésto es que cómo mucho, puedes llamar a un cerrajero y desembolsar pasta, pero por lo demás, no es un sin solución ^^

Nos vemos en la siguiente. Besos. Mar.

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